
Cuando enloqueció la armonía
La última vez que vi actuar a Miguel Vargas Jiménez fue en el verano del 1993. Poco importaba que su voz ya no fuera el portento que había sido años antes, pues la atracción de este artista singular radicaba en algo innato e intangible: la pura fuerza de su personalidad artística. Lograba comunicar a través […]